SOY GIMNASTA

(ARTÍCULO RECUPERADO DE MI ANTIGUO BLOG)

Tras varias temporadas estudiando de cerca este deporte, hablando mucho con entrenadoras, padres y gimnastas me he atrevido a escribir esta pequeña carta abierta, extrayendo lo que muchas palabras, gestos y reacciones querrían decir y que la mayoría de ocasiones acaba por no salir de la boca de las niñas.

Espero que os guste. Apliquémonos el cuento.

 

___________________________________

Sí, la gimnasia rítmica es mi deporte; y es un deporte distinto. En la gimnasia no es suficiente con entrenar dos o tres horas a la semana; más bien son las que entreno cada día.

Mi deporte no es como los demás. Si bien compito contra otras compañeras, aquí no sólo me basta con ser más rápida, más fuerte, o marcar más puntos o goles, aquí a quién valoran es a mí, y a mi conjunto. ¿Sabes? A veces eso se hace difícil de llevar. Yo diría que es una presión añadida, no es solo ganar o perder, es sentirte juzgada y con la necesidad de hacerlo siempre bien para que todo mi trabajo de los entrenamientos no acabe siendo un fracaso al recibir una baja puntuación.

El más mínimo fallo cuenta demasiado en el resultado final, y estoy aprendiendo a entender que es así, y que sólo el trabajo, la ilusión y la aceptación de lo que consigo o no puede ayudarme a ser feliz en este deporte.

Hago llegar al límite a mis músculos y articulaciones, y muy a menudo también a mi capacidad de sufrimiento, mi concentración y mis fuerzas. Así que querido lector, querido papá, mamá y entrenadora; os pido que me entendáis.

La que practica gimnasia soy yo.

Papá, mamá… sé que sufrís, que os emocionáis y que os divertís conmigo. Pero la que está en el tapiz soy yo. La que siente las miradas clavadas en cada movimiento que realizo y quiere hacerlo bien soy yo. Recordad que esa ya es suficiente presión. Necesito vuestro apoyo, vuestra mirada cómplice y vuestro abrazo; sea cual sea el resultado. Aunque a veces se os pueda olvidar, sé que casi nunca es así, y os doy las gracias por ello. Por eso y por todo vuestro esfuerzo que me lleva hasta donde estoy: entrenamientos, maillots, competiciones, aparatos… GRACIAS.

Querida entrenadora… te admiro y eres importante para mí. Por eso me influye tanto todo lo que me dices, y lo que no me dices pero puedo ver en ti. Trato de dar lo máximo ante cada una de tus propuestas y correcciones. Pero entiéndeme también. A veces no consigo comprenderte; otras no me sale, y otras, simplemente estoy cansada o tengo un mal día. Te aseguro que quiero mejorar y esforzarme pero no siempre consigo dar el 100%. Dame un minuto para respirar, para despejarme o desahogarme, y te prometo que volveré con los ánimos por las nubes y verás mí mejor yo. Ayúdame a reencontrarme con mis mejores momentos y acompáñame a conseguir esos con los que tantas veces sueño. Te lo agradeceré siempre.

Amo este deporte, es mi vida y quiero seguir practicándolo durante mucho tiempo. Así que, por favor, ayúdame a hacer mi sueño realidad. Pregúntame, sigue ahí a mi lado como lo has hecho hasta hoy, y recuerda: la gimnasta soy yo; y eso significa que a veces, no pensaré ni sentiré lo mismo que piensas o sientes tú. Solamente trata de entenderme. Prometo que yo, haré lo mismo.

Gracias por estar siempre ahí.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

WhatsApp ¿Hablamos por Whatsapp?